Por el Lic. Juan Courrèges.
Existen personas que sólo pueden tener amores pero no amar; en otras palabras, tan sólo pueden experienciar el amor como un éxtasis de sentimiento, con una superestimación sin crítica, que no tiene nada que ver con el valor real del objeto. La felicidad consiste aquí en la satisfacción completa de los determinantes inconscientes de la relación amorosa, más que en el armónico amor objeto con su real superación de la ambivalencia. Tan pronto como el éxtasis ha pasado, el amor desaparece. Queda indiferencia u odio con respecto a la persona tan ardientemente amada antes…. Se comienza a desvalorizar, entonces lo antes sobreestimado. Se trata de un proceso automático en el que todos los sentimientos y anhelos negativos hipercompensados y suprimidos por el éxtasis aparecen ahora en primer plano. Toda la primera felicidad amorosa es deformada en el recuerdo y sólo se evoca la parte desagradable de la relación. El proceso intensivo de apasionamiento exagerado salta en la dirección opuesta. El examen más detenido muestra que estas personas aman a un fantasma, a un ideal ficticio al que temporalmente dan un nombre real. Después de un período más o menos largo vuelven a experienciar el mismo entusiasmo amoroso por otro fantasma, que sufrirá el mismo destino.
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