domingo, 13 de febrero de 2011

Dónde está la brújula?

Lic. Juan Esteban Courrèges.
Hay una especie de inercia en virtud de la cual las personas van resignando el comando de su vida. Ponen la brújula que direciona la existencia afuera, es algo que se sigue de ello en forma automática. A partir de allí se trata cada vez menos de lo que la persona desea, es cuestión de responder a exigencias sociales, económicas, ideológicas, religiosas, etc.  En este cuadro de situación y sin contar con espacios en los cuales desarrollarse, el deseo se abre paso a través de síntomas (en la época actual es a veces necesario enfermarse para darse un tiempo propio, para salir de la alienación, de la culpa de no cumplir). La falta de este tiempo propio va de la mano con la falta de un plan vital constituido a partir del deseo. Esta es la diferencia entre ser objeto de uso de un sistema y ser sujeto que hace uso del mismo.

El niño y la escuela.


Por el Lic. Juan Esteban Courrèges.
La entrada en la escuela es una novedad para el niño desde distintos puntos de vista: implica el pasaje de conocimientos libremente adquiridos a otro fundado sobre cierto número de reglas de aprendizaje y por otro lado una separación del medio familiar y la práctica de nuevas formas de inserción social.
Actualmente nos encontramos en una situación inédita en relación a épocas anteriores en el sentido del acceso del niño a través de los medios de comunicación masiva a conocimientos que no pueden procesar lo cual se combina con una extrema dificultad para tomar otros que les va aportando la escuela, todo esto en un contexto de decadencia del sentido de la autoridad y de los valores éticos. Habría que poner en la cuenta las nuevas formas de constitución y funcionamiento de la familia, por el impacto social, cultural y económico que exige, en un número cada vez más creciente, el trabajo de ambos padres y, por lo tanto, la disminución de la participación de los mismos en el proceso educativo. Por último cabe señalar la incapacidad operativa de aquellos que intentan implementar políticas y reformas pedagógicas.
La escolarización no es, pues, un movimiento automático o burocrático sino una verdadera puesta a prueba de las capacidades intelectuales y psicológicas del niño. Es por ello que se trata de una fase con alta probabilidad de crisis y trastornos que las estadísticas confirman. Las dificultades escolares que pueden llegar hasta la interrupción del proceso dejan marcas que producen efectos a lo largo de toda la vida del individuo.
Si bien el contexto tiene una importancia digna de consideración aquello que nos orienta en cada caso serán las particularidades del mismo en un análisis de la capacidad intelectual, de la afectividad, de la constitución de los lazos familiares y modelos, de las características de la escuela y los planes educativos.